2 de agosto de 2008

Ya no había mucho que decir, no había más nada que ella quisiera escuchar salir de su boca. El sólo hecho de haberlo presenciado le había sido suficiente. Era una imágen que ni muchos perdones ni explicaciones borrarían, y eso él no lo entendía. Sus excusas eran banales y sin sentido y su voz fría y carente de afliccion le demostraban que no le afectaban las lágrimas que corrían sordamente por las mejillas de su novia.

No hay comentarios:

Etiquetas